viernes, 10 de junio de 2011

Genotipo ahorrador o derrochador.

El otro día descubrí un dato curioso: los hábitos alimenticios de las mujeres embarazadas, no sólo afectan a los recién nacidos en el embarazo y en los primeros meses de vida, sino que también afectan a la genética de ese nuevo ser y le condicionan a ser de una manera u otra durante toda su vida.

Un ejemplo muy curioso de este asunto se da en Holanda; hagamos un poco de historia para explicarlo.

En el otoño de 1944, los trabajadores de los ferrocarriles de Holanda, un país en aquel entonces bajo la ocupación alemana, fueron a la huelga para ayudar así al avance de los aliados. Tras el fracaso inicial del ataque británico y norteamericano, los nazis tomaron represalias imponiendo un embargo alimentario de consecuencias devastadoras en ese país. El invierno de 1944/45 fue especialmente crudo, con una escasez casi absoluta de alimentos.

Hoy en día, estudios científicos han demostrado que aquellos niños que estaban entonces en el vientre de sus madres y que ahora tienen alrededor de 66 años, han desarrollado un mayor índice de obesidad que el resto de generaciones. Este pico de obesos se debe a que el organismo de la madre, durante el embarazo, le estaba alertando al feto de lo que le esperaba cuando saliese al mundo exterior. Esto es, hambre extrema. Con lo que dicho organismo desarrolló un genotipo ahorrador, capaz de mantenerse con muy poco. La realidad que esos niños se encontraron al nacer, fue muy distinta a aquella para la que habían sido programados durante el embarazo, pues la victoria aliada llegó y el embargo desapareció. Con lo que no había escasez de alimentos.

Estas personas se alimentaron de una manera normal, pero sus organismos, concebidos para aprovechar estos alimentos de manera muy eficiente, desarrollaron una obesidad superior a lo normal.
Es decir, al parecer, los hábitos alimenticios en la mujer embarazada, condicionan el genotipo de esos nuevos seres de tal manera que pueden ser más o menos ahorradores o más o menos derrochadores a la hora de aprovechar los alimentos que ingieren.
Durante prácticamente toda la historia de la humanidad, normalmente ha sido mejor tener un genotipo ahorrador, ya que habitualmente no había abundancia de alimentos, pero en los últimos años, en el mundo desarrollado, en los que el alimento no escasea y el tipo de alimentación es altamente calórico, tener este tipo de genotipo nos predispone a la obesidad, convirtiendo lo que siempre ha sido una gran ventaja sobre el resto, en un inconveniente que conlleva enfermedades, problemas de salud y baja calidad de vida.
Es decir: para bien o para mal, siempre hemos sido hijos de nuestro tiempo.

jueves, 10 de marzo de 2011

Experimento de Milgram.

A finales de la década de 1960, un psicólogo llamado Stanley Milgram realizó una serie de experimentos que trataban de demostrar cómo una situación determinada puede imponerse a la conciencia individual de una persona, cómo una obediencia a una autoridad puede servir para anular completamente esa conciencia y así poder comprender mejor algunas de las atrocidades que la humanidad ha realizado a lo largo de su historia, como el Holocausto Nazi y otros genocidios similares.

Milgram cogió para los experimentos a gente de todas las clases sociales. Todos ellos cobraron 4,5 dólares por hora. A todos se les dijo que el experimento era un estudio sobre el aprendizaje y el castigo.
El experimento lo realizaba un científico serio con bata blanca. Entre los concurrentes había verdaderos participantes del experimento y actores compinchados con el señor de la bata blanca, evidentemente los primeros no sabían que los segundos eran actores.
Se realizaba un pequeño sorteo en el que se repartían las dos funciones a realizar en el experimento. Una de ellas era la de profesor y otra la de alumno. El sorteo no era tal y estaba preparado para que el actor siempre fuera el alumno y el profesor fuera el ingenuo participante.
La función del profesor era leerle al alumno una lista de palabras que éste debía asociar con otras. Si el alumno fallaba, el profesor activaba una máquina que le propinaba al alumno una descarga que iba incrementando su potencia en cada fallo. Empezaba con 15 voltios y terminaba con 450. Lo que no sabía el profesor era que esas descargas no se producían en realidad, sino que el actor simulaba recibirlas con una respuesta proporcional a la intensidad teórica de la descarga, con expresiones de dolor, gritos, suplicas de que pararan el experimento o golpes en el vidrio translúcido que le separaba del participante, cuando llegaban a los últimos niveles de intensidad, el actor se convulsionaba y fingía incluso un coma.
Cada vez que el profesor en algún nivel decía que no quería seguir, el científico de la bata blanca, le decía una de estas frases por orden, con firmeza pero sin gritar.

1ª.- Continúe, por favor.
2ª.- El experimento requiere que usted continúe.
3ª.- Es absolutamente esencial que usted continúe.
4ª.- Usted no tiene opción alguna. Debe continuar.

Si el profesor se negaba una vez le decía la primera frase, si se negaba dos veces la segunda y así hasta que se negase cinco veces, momento en el que se paraba el experimento.

Muchos participantes sudaban nerviosos por el sufrimiento infringido al alumno, se mordían los labios, todos se sentían altamente incómodos y pedían parar el experimento, pero la sorpresa de Milgram fue que el 65% de los participantes llegaron a los 450 V. con la simple firmeza de la autoridad que representaba el científico de la bata blanca.

Este experimento se ha vuelto a hacer varias veces en sitios distintos como Australia, Alemania, Jordania y otros países. En todos estos lugares se han repetido los resultados.

Lo verdaderamente interesante del experimento son las conclusiones que se sacan de él. La fundamental es que en una determinada situación, una persona se mira a sí misma como un mero objeto que realiza lo que otra persona le indica, desprendiéndose de toda responsabilidad de estos actos y atribuyéndosela únicamente a la persona que le ordena los mismos en su función de autoridad.
Por ejemplo un pelotón de fusilamiento no siente responsabilidad por matar a gente desarmada y con las manos atadas. Ellos obedecen la voz de fuego y actúan con el convencimiento de que el responsable es aquel que ha ordenado el fusilamiento. A esto se le denomina teoría de la cosificación.
Ejemplo más reciente de esta teoría en España, lo encontramos en los Guardias Civiles que entraron el 23-F al Congreso de los Diputados acompañando al Teniente Coronel Tejero y dispararon con sus armas al techo del hemiciclo, consiguiendo que el grueso de Diputados se tirara al suelo; seguramente actuaban como simples manos ejecutoras de las ordenes del Mando.
Otra conclusión que se saca de los experimentos, es que en estas situaciones aparece de nuevo la teoría de la disonancia cognoscitiva, que ya expliqué en este blog. De tal manera que cuando el que ejecuta la acción se siente incómodo con ella, realizarla le produce una disonancia cognoscitiva que tiene que romper. Podría dejar de realizar la acción, pero esto le resulta altamente difícil, porque implica enfrentarse con la autoridad, es entonces cuando su cerebro adopta la defensa de la obediencia debida y la teoría de la cosificación para justificar las acciones, terminando con la disonancia y volviendo al equilibrio, a la coherencia de sus actos con sus cogniciones o pensamientos, a la comodidad de realizar actos que consideraba injustos habiendo encontrado su justificación, en definitiva, a la voluntaria pérdida de la libertad de decidir para que otros decidan por él, eso sí, asumiendo estos toda la responsabilidad o mejor dicho desprendiéndose él de la suya.

domingo, 13 de febrero de 2011

Gladius



“Acostumbrados a luchar con griegos e ilirios, los macedonios no habían visto hasta entonces más que heridas de pica y de flechas y raras veces de lanza; pero cuando vieron los cuerpos despedazados por el Gladius Hispaniensis, brazos cortados del hombro, cabezas separadas del cuerpo, truncada enteramente la cerviz, entrañas al descubierto y toda clase de horribles heridas, aterrados se preguntaban contra qué armas y contra qué hombres tendrían que luchar”.  (Tito Livio historiador romano).

Si alguien nos preguntara que arma de uso individual ha sido la que más muertes ha causado a lo largo de la violenta historia de la humanidad, es posible que nuestra mente se fuera a un arma de fuego tipo fusil soviético AK-47, utilizado desde mediados del siglo pasado hasta nuestros días, pero parándonos a pensar un poco, echando la vista mucho más atrás, cuando eran frecuentes las batallas en campo abierto, con decenas de miles de hombres a un lado y a otro del campo de batalla dispuestos a matar o morir, nos encontramos con un arma que fue la revolución del momento. Una simple espada portada por los legionarios romanos, que les hizo ser el ejército más temido del mundo conocido. El gladius romano.

Pero ¿qué era lo que hacía a esta arma tan especial?. La clave está en su forma. Unos 50 o 60 cm. de hoja, con doble filo y terminada en punta. Esto provocaba que dicha espada fuera perfecta para el combate en formaciones compactas, como las que acostumbraban a utilizar las legiones romanas, haciendo una barrera con los escudos y por cuyas aperturas entre escudo y escudo, se abría paso con tremenda facilidad el gladius clavándose de forma mortal en el cuerpo de sus adversarios. Si se mantenía la formación la victoria era casi segura. Además estas formaciones daban juego para el relevo organizado de las filas de vanguardia con las de retaguardia, teniendo siempre hombres frescos en las primeras líneas que luchaban contra enemigos cansados por falta de relevos.
Claro que si la formación se rompía, tampoco había que desesperarse pues la ligereza y doble filo del gladius, eran unos aliados perfectos para sesgar brazos, piernas, cabezas a quienes habían osado romper las líneas, para volver a recuperarlas y avanzar en un bloque mortal.


Al contrario que otras espadas de la época, no era necesario levantar los brazos para ejercer golpes de arriba a abajo. El gladius era efectivo con puntazos y cortes transversales en cualquier dirección, lo que proporcionaba a su portador una libertad de movimientos, una agilidad y una efectividad muy superior a la de su enemigo.

De esta manera, con la inestimable ayuda de esta espada de diseño eficaz, una ciudad denominada Roma expandió sus límites hasta convertirse en el vasto Imperio Romano, alabado por unos y temido por el resto durante siglos.

domingo, 23 de enero de 2011

¿Premio Nobel de Matemáticas?

Todo empezó en el año 1867, cuando Alfred Bernhard Nobel inventó la dinamita, un explosivo mucho más estable que la nitroglicerina que se empleaba hasta entonces en usos industriales. Aquel invento se extendió por todo el mundo en muchos campos e inevitablemente se abrió paso en la industria de la guerra, causando miles de muertes. Esta aplicación provocó una muy mala prensa a su inventor, con apodos como “mercader de la muerte”. Años más tarde en 1901 Alfred Nobel murió, no sin antes intentar resarcirse del mal que había causado su invento a la sociedad en general, escribiendo esto en su testamento:

“La totalidad de lo que queda de mi fortuna quedará dispuesta del modo siguiente: el capital, invertido en valores seguros por mis testamentarios, constituirá un fondo cuyos intereses serán distribuidos cada año en forma de premios entre aquéllos que durante el año precedente hayan realizado el mayor beneficio a la humanidad”.

“Dichos intereses se dividirán en cinco partes iguales, que serán repartidas de la siguiente manera: una parte a la persona que haya hecho el descubrimiento o el invento más importante dentro del campo de la Física; una parte a la persona que haya realizado el descubrimiento o mejora más importante dentro de la Química; una parte a la persona que haya hecho el descubrimiento más importante dentro del campo de la Fisiología y la Medicina; una parte a la persona que haya producido la obra más sobresaliente de tendencia idealista dentro del campo de la Literatura, y una parte a la persona que haya trabajado más o mejor en favor de la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos existentes y la celebración y promoción de procesos de Paz”.

Posteriormente en 1968 se creó el de economía.

Es decir que hay 6 premios Nóbel. Física, Química, Medicina, Literatura, Paz y Economía. Es inevitable preguntarse por qué no hay un premio Nóbel de Matemáticas y ahí es donde radica la polémica.

Fundamentalmente se encuentran tres versiones:

1.- Que Alfred Nóbel quería premiar aquellas ciencias que según él resultaban prácticas en la vida, y las matemáticas, según él pensaba, no lo debían ser. Curioso pensamiento cuando menos, ya que sin matemáticas no hay física, ni química. Y la literatura es importante, pero tan práctica en la vida como las matemáticas, no lo es.

2.- Que la corona Sueca daba un premio de matemáticas y Nóbel no quiso competir con ese premio que otorgaba la realeza de su país. Esta opción es posible.

3.- Que antes de hacer el testamento preguntó a sus consejeros que, en caso de que se crease un premio de Matemáticas, si habría alguna posibilidad de que el matemático sueco Mittag-Leffler, nacido en 1846, se lo llevara. A lo que le contestaron que sería casi seguro que de crearse ese premio, sería este matemático el que sin duda se lo llevaría, ya que en esa época era una eminencia en la materia. Siendo esta respuesta la que le llevó a Nóbel a descartar un premio en Matemáticas. ¿Por qué?. Pues al parecer el corazón de Alfred Nóbel iba detrás de una señorita, pero también al parecer este interés no fue correspondido por dicha señorita quien se decantó por el matemático, que era más atractivo y maduro que Alfred Nóbel. Esta calabaza hizo que se despertara un odio personal entre Nóbel y su opositor en asuntos de faldas y decidió que nunca parte de su hacienda iría a parar en manos de ese hombre.

Se dice que la posible señorita pudo ser una vienesa llamada Sophie Hess o incluso la que fue esposa de Mittag-Leffler llamada Signe Lindfors.

No se sabe a ciencia cierta que pasó en realidad, pero es curioso el hecho que 109 años después siga sin haber premio Nóbel de Matemáticas. Y como el pensamiento es libre, yo me inclino a pensar que esto se debe sin duda a la más romántica de las opciones. Mittag-Leffler le levantó la novia a Alfred Nóbel.



miércoles, 12 de enero de 2011

Berserker


A lo largo de tres siglos, los vikingos saquearon las costas de toda Europa, conquistaron territorios en Inglaterra y Alemania, controlaron durante algún tiempo la mayor parte de la costa Báltica, gran parte del interior de Rusia, Normandía, Sicilia, el sur de Italia y parte de Palestina, poblaron Islandia, colonizaron Groenlandia e incluso llegaron a la isla de Terranova en Canadá cinco siglos antes de que Colón pisase por primera vez el continente americano. Todo esto se consiguió gracias a que los vikingos eran ante todo unos guerreros de una brutalidad exagerada y que su crueldad no tenía límites. Pero dentro de esta barbarie vikinga, destacaban unos hombres por su frenesí asesino, unos guerreros especialmente temidos por el enemigo pero que, dada su actitud salvaje e irracional, también despertaban el miedo entre sus compañeros de filas. Eran los llamados Berserker.

El papel principal de los Berserker era el de una tropa de ataque. Momentos antes de entrar en la batalla se sumían en una especie de trance realizando acciones que se escapaban a lo racional. Cuando el enfrentamiento en el campo de batalla se retrasaba, los nervios les hacían morder sus escudos, en ocasiones caían al suelo echando espuma por la boca, con numerosas convulsiones y no era infrecuente que arremetieran contra sus propios compañeros. Durante la lucha gritaban y reían de manera delirante. Eran prácticamente insensibles al dolor y al cansancio de la batalla, por larga que esta fuese. El enemigo que conseguía herir a un Berserker veía asombrado como éste era ajeno al sufrimiento de dichas heridas, continuando su lucha con la misma agresividad e impulso previos a las heridas. A menudo se arrancaban la armadura y luchaban semidesnudos con una furia ciega, fuera de control, no conociendo el miedo, ni la compasión. Todo esto tenía su punto negativo y es que carecían de prudencia, estrategia o inteligencia para el combate. Se ha dado el caso de que algún Berserker ha saltado de un drakkar (embarcación vikinga) cuando faltaban aún muchos metros para el abordaje de otra embarcación, con el convencimiento de que podía llegar de un salto a la misma, cayendo al agua y ahogándose por su imprudencia.

Tras la batalla, el frenesí desaparecía y aparecía el agotamiento. Algunos llegaban a desplomarse totalmente deshidratados y morían aun sin haber recibido ninguna herida mortal. También se daban casos en que la victoria era demasiado rápida y los Berserkers después de haber aniquilado a todos los enemigos y a algún amigo que se encontraba al alcance, seguían golpeando árboles o rocas, hasta que su furia se apagaba.

Actualmente la explicación más extendida al estado de trance Berserker es que estaba causado por la ingestión de cerveza o pan contaminados por cornezuelo, que es un hongo parásito de muchos cereales que, entre otros males como la cangrena, produce la toxicidad sobre el sistema nervioso central que se manifiesta por convulsiones y alucinaciones similares a las observadas con el LSD.

El objetivo del Berserker era satisfacer a su dios Odín, teniendo la muerte más heroica en el campo de batalla. Si conseguía esto, iniciaba el viaje al Valhalla o casa del cielo designada a este dios, acompañado de las Valkirias, que eran ángeles mujeres guerreras que descienden del Valhalla a los campos de batalla para llevarse sólo a los guerreros más valientes de entre los que han muerto en el lance.

Los Berserker fueron solicitados como guardia personal de muchos reyes vikingos, aunque su faceta más conocida fue en el frente, en tiempos de guerra, momento en que eran, como hemos visto, arma de doble filo, por eso el resto de vikingos que luchaban a su lado, que ya eran brutos y salvajes de por sí, no les consideraban exactamente compañeros de armas, ya que su actuación no obedecía a ninguna ética del guerrero, sino a un impulso irrefrenable de matar por matar.

martes, 4 de enero de 2011

Los “hijos de Dios”, padres de los nefilim.

Numerosos escritos antiguos nos hablan de los nefilim. Su nombre viene de la palabra griega que significa “los caídos”, aunque tradicionalmente se ha traducido como gigantes.

Según el Antiguo Testamento, el reconocido por la Iglesia Católica como inspirado por la divinidad, fueron una raza de gigantes que habitó la tierra durante los primeros tiempos del hombre. Eran fruto de la relación entre “los hijos de Dios” y las “hijas del hombre”. Entre otras citas que la Biblia hace de estos, destacar:

Génesis 6
1 Cuando la humanidad comenzó a multiplicarse sobre el haz de la tierra y les nacieron hijas,
2 vieron los hijos de Dios que las hijas de los hombres les venían bien, y tomaron por mujeres a las que preferían de entre todas ellas.
3 Entonces dijo Yahveh: "No permanecerá para siempre mi espíritu en el hombre, porque no es más que carne; que sus días sean 120 años."
4 Los nefilim existían en la tierra por aquel entonces (y también después), cuando los hijos de Dios se unían a las hijas de los hombres y ellas les daban hijos: estos fueron los poderosos de la antigüedad, hombres famosos.

Leído lo anterior, la pregunta esencial es: ¿a quién se refiere el Antiguo Testamento cuando dice “los hijos de Dios”?, ¿eran ángeles, humanos o quienes eran aquellos que se unieron a las hijas de los hombres.?

La postura que mantiene la Iglesia Católica niega la relación carnal entre seres celestiales y humanos, explicando que en realidad son los descendientes de Set (tercer hijo de Adán y Eva después de Caín y Abel), llamados así por su amor a Dios. Pero de las palabras de Dios del Génesis 6.3 se puede deducir que el espíritu de Dios permanecía en los hijos de Dios y que al tener descendencia con las hijas del hombre permanecería también en el hombre, cosa que no parece tolerar Dios.

Por otro lado en el libro de Job del Antiguo Testamento se dice:

Job 38
1 Yahveh respondió a Job desde el seno de la tempestad y dijo:
4 Dónde estabas tú cuando fundaba yo la tierra? Indícalo, si sabes la verdad.
6 ¿Sobre qué se afirmaron sus bases? ¿quién asentó su piedra angular,
7 entre el clamor a coro de las estrellas del alba y las aclamaciones de todos los hijos de Dios?

Es decir que los llamados “hijos de Dios” estaban ya en el momento de la creación de la Tierra, aclamando a Dios. Luego parece imposible que sean los descendientes del tercer hijo de Adán y Eva. Entonces la pregunta sigue sin respuesta:

¿Quiénes eran aquellos “hijos de Dios”, progenitores de los Nefilim?

Buscando respuesta en otros libros es fácil dar con el Libro de Enoc. Para situarnos, este Enoc era el séptimo desde Adán, bisabuelo de Noe y padre de Matusalem. El Libro está reconocido por la Iglesia ortodoxa Etíope, no así por la Católica, y dice:

Capítulo 6
1 Así sucedió, que cuando en aquellos días se multiplicaron los hijos de los hombres, les nacieron hijas hermosas y bonitas;
2 y los Vigilantes, hijos del cielo las vieron y las desearon, y se dijeron unos a otros: "Vayamos y escojamos mujeres de entre las hijas de los hombres y engendremos hijos".

Indudablemente se trata de los mismos seres, pero no les denomina “hijos de Dios”, sino Vigilantes y aporta el dato de que son hijos del cielo.

Si seguimos buscando otras fuentes, daremos sin duda con el Libro de los Jubileos. Una de las más importantes obras apócrifas del Antiguo Testamento, que data del siglo II a.C. Este libro dice:

Capítulo 5
1 Cuando los hijos de los hombres comenzaron a multiplicarse sobre la faz de la tierra y tuvieron hijas, vieron los ángeles del Señor, en un año de este jubileo, que eran hermosas de aspecto. Tomaron por mujeres a las que eligieron entre ellas, y les parieron hijos, que fueron los gigantes.

Mismos seres y misma escena, pero en esta ocasión la definición es clara: ángeles del Señor.

Una persona creyente podría aceptar que esos seres que tuvieron relaciones con mujeres, fueron ángeles desviados del camino de la divinidad, sin excesivos problemas, pero los agnósticos tienen algún problema en aceptar esta postura y buscando una explicación más acorde con su ateísmo se plantean diversas posiciones.

Una de ellas es pensar que lo que dicen estos textos no reviste tintes de realidad alguna, pero lo cierto es que cuando la mayoría de los escasos textos que se conservan de aquella época, nos hablan de hechos similares, es fácil pensar que algo sucedió realmente y que los habitantes de aquellos tiempos lo explicaron tal como lo asimilaron sus mentes, es decir acudiendo a explicaciones divinas.

Es en esta línea donde muchos se atreven a decir que es posible que esos seres efectivamente vinieron a la Tierra, y que como se explica en los textos vinieron del cielo. En este punto la conclusión es clara: no eran seres terrenales, deduciendo finalmente que eran extra-terrenales o lo que es lo mismo extraterrestres.

Pero esta idea alienígena de ciertos pasajes contenidos en estos escritos de la antigüedad, dan para mucho, porque son muchos los pasajes que hablan de cosas que bien podrían ubicarse en esa idea, pero por lo extenso del asunto será algo que afrontaré en futuras entradas de este blog. Nos quedamos en esta ocasión con esta pincelada de los llamados “hijos de Dios".